Friday, October 3, 2014

LA VISITA DE MIS NIETOS-CAPITULO VI (FINAL)

CAPITULO VI
LA DESPEDIDA
Julio 21 de 2014



Llegamos de regreso a casa esa noche a las ocho de la noche, era el domingo 20 de julio de 2014 y los niños, acompañados de su abuelita debían viajar en la madrugada del día siguiente al encuentro de sus padres que los esperarían en Paris. Les explicamos que debían dormir temprano porque había que madrugar a las cuatro de la mañana para llegar al aeropuerto a las cinco, pues su avión saldría a las siete en punto. Carlito, el mayor de los dos entendió perfectamente el mensaje y aceptó acostarse a las nueve y media, y así lo hizo, no sin antes aceptar de muy buen agrado darme un fuerte y largo abrazo de compadrito durante el cual le recordé que éramos “los mejores amigos del mundo para siempre” y con una sonrisa y un beso me dijo al oído “así es aleuito”. Entre tanto, Matteo, el menor, y más inquieto de los dos, no aceptaba que debía acostarse más temprano, y decidió (y me lo dijo bien claro), que no lo haría hasta que su abuelita lo hiciera, entretanto, él se dedicó a jugar con mi tableta iPad. La abuelita aún tenía cosas que hacer en preparación para el viaje y no se acostó sino hasta pasadas las once de la noche. Matteo cumplió con su deseo y recién entonces aceptó acostarse.
A la hora convenida, despertar a Carlito no fue muy difícil; luego de un par de minutos de tiernas caricias de parte de aleuita y aleuito, se levantó y fue conmigo directamente al baño a cepillarse los dientes, mientras que aleuita luchaba con Matteo que se negaba rotundamente a levantarse. Después de media hora de “lucha”, finalmente se despertó y aceptó tomar una ducha durante la cual seguía medio dormido.
A las cuatro y cuarenta y cinco de la mañana salimos rumbo al aeropuerto, nos acompañaba Simona, nuestra querida Simona, que siente a nuestros nietos como si fueran suyos y quería despedirse de ellos “en el aeropuerto”.
Después del chequeo formal en la aerolínea, pasamos a una mesa del restaurant del terminal, los adultos tomamos agua mientras Carlito quiso comerse un hot dog, uno de sus platos favoritos. Matteo sólo tomó agua. Al terminar su hot dog, Carlito dijo que no había sido tan bueno como los que le preparaba su aleuito, siendo este el más grande elogio que he recibido en mi larga vida como chef. Los minutos pasaban aceleradamente y llegó la hora de despedirnos, primero Carlito y luego los dos, con gran ternura me abrazaron y me besaron largamente. “aleuito, te quiero mucho”, me dijo Carlito al oído y besó mi mejilla tiernamente. Matteo esperó que Carlito terminara de abrazarme e hizo lo mismo que su hermano.
Nos paramos para dirigirnos hacia la puerta que les conduciría al área de salida y allí, los dos niños volvieron a abrazarme tiernamente mientras yo hacía un gran esfuerzo para contener mis lágrimas al sentir que la visita de mis nietos que me había dado tanta alegría de los últimos cuarenta días llegaba a su fin con su partida.



Con sus manitas seguían despidiéndose de mí mientras se alejaban dirigiéndose, junto a Fanny al área de partida…
Mientras en silencio Simona y yo regresábamos a la casa, me imaginé a esta, vacía, silenciosa, triste como estaba yo, llena de recuerdos pero con la esperanza de que quizás el próximo año mis nietos vuelvan a llenarla de alegría acompañados de su hermana Lunita María. Era una buena razón para esperar, para pedirle a Dios que me prolongue la vida y me permita seguir disfrutando del amor y la compañía de mis nietos…


EPILOGO
Los niños llegaron a Paris al día siguiente, sus padres los esperaban ansiosos y llenos de amor para seguir por una semana más sus vacaciones en Europa. Luego viajaron a Beirut, a visitar a sus abuelitos paternos, quienes, igual que nosotros, estaban esperándolos para disfrutar de la compañía de sus nietos, para hacer lo mismo que nosotros, darles toda su atención, para transmitirles también un poquito de su cultura, de su idioma de sus costumbres y de su amor…
Nunca conocí a alguno de mis abuelos, pues todos habían muerto antes de que yo naciera, no tengo por tanto ningún recuerdo de haber compartido algo de mi tiempo con ellos, porque nunca conocí su cariño, pero como compensación, Mi Dios me ha dado la dicha de disfrutar de mis propios nietos, de su amor, de sus sonrisas, de sus juegos, y eso es, ciertamente, una de las más bellas cosas de las que he disfrutado en mi vida…
Por eso, cuando recuerdo el tiempo compartido con mis nietos, le pido a Mi Dios, que me dé más nietos, y que me de salud y vida para disfrutarlos, para poder seguir sus pasos, para verlos nacer y crecer; para verlos desarrollarse; para verlos grandes y triunfadores como sus padres y como yo hubiera querido ser…

Guayaquil, Agosto 18 de 2014

Unos pocos pensamientos de autores desconocidos:
“Nunca prives a alguien de la esperanza. Podría ser lo único que le queda”
“Sé honesto. Gánate el respeto de los demás por ello”