EL KREMLIN, EN MOSCOW MAY 2, 2011
El dos de mayo iba a ser nuestro último día en Moscú. A las nueve y media de la mañana, después de chequear nuestro equipaje que seria enviado directamente al barco en el que navegaríamos el Volga, abandonamos el hotel Grand Marriott y subimos al bus de bandera roja en el que los ecuatorianos anduvimos siempre en Moscú. Nuestro destino era EL KREMLIN, el sitio que es el corazón y el alma del poderoso gobierno ruso. En nuestra ruta hacia el Kremlin, volvimos a pasar por el enorme y sin ninguna gracia edificio de la Duma (congreso), por el edificio del Ballet Bolshoi y por la enorme estatua de Carlos Marx, el principal ideólogo del comunismo. Me agradó ver que sobre la cabeza y los hombros de Marx, cuya ideología tanto daño le ha hecho a la humanidad por mas de un siglo, un grupo de palomas caminaba lenta y alegremente, depositando su digestión, como representando a miles de millones de seres humanos afectados por las ideas del hombre de la estatua. A las 10:30 de la mañana ya estábamos en las puertas del Kremlin, haciendo fila para ir al interior del sitio más famoso de toda Rusia, EL KREMLIN.
Como a las once de la mañana entramos a “las entrañas del oso”, ese enorme complejo de edificios gubernamentales, torres, iglesias, catedrales, monumentos y museos, rodeados por una enorme muralla roja, y todo situado en una gran colina desde la que se divisa el Rio Moskva (Moscú) y gran parte de la ciudad de Moscú.
LA GUARDIA DEL KREMLIN
CAMBIANDO DE TURNO
Mientras entrabamos por la puerta de acceso para el público, una banda de músicos de la guardia del Kremlin salía, después de haber cumplido sus ocho horas de trabajo dentro del complejo. El dos de mayo era un día normal de trabajo para los moscovitas y para el gobierno ruso, de modo que, dentro de los enormes edificios del Kremlin, la gente que trabaja en el gobierno debe haber estado muy ocupada en sus labores diarias después de que habían pasado un largo puente vacacional de tres días debido al día internacional del trabajo, que es una de las fiestas mas importantes para los rusos, desde los tiempos de la Unión Soviética. Mientras tanto, todos en nuestro grupo compuesto por 156 turistas llegados desde los Estados Unidos de América, estábamos asombrados de todo lo que veíamos, y muy ocupados tomando fotos, con una curiosidad casi obsesiva, quizás nacida en los años de la “Guerra Fría”, cuando hubiera sido inadmisible ver a turistas americanos tomando fotos dentro del Kremlin, porque hubieran sido considerados espías de la CIA, igual que en Washington a todos los rusos con una cámara los podrían haber prejuzgado como espías de la KGB.
LA JEFE DE LA KGB FRENTE A UN EDIFICIO
DEL GOBIERNO RUSO EN EL KREMLIN
Yo no podía evitar de pensar que tan solo 25 años atrás, lo que estábamos haciendo ahora hubiera sido imposible de pensar. Esos eran los viejos tiempos de rivalidad casi irracional entre las dos naciones más poderosas de la tierra. Afortunadamente, después de la Perestroika y el Glasnost de Gorbachov, Rusia es hoy un país mas abierto al mundo, mas abierto a las ideas occidentales, su economía, aún con problemas derivados de su antiguo estatismo, se encamina ahora aceleradamente a una economía abierta, de mercado, de oportunidades para todos. Esto se puede ver, escuchar y sentir por todas partes. Me sentí muy feliz de ser testigo de este “renacimiento de Rusia” y de vivirlo, de disfrutarlo, y, por supuesto, de poder contarles a ustedes.
Al caminar dentro del Kremlin, veíamos una oportunidad de foto en todo lado, yo acababa de tomar una foto de un lugar hermoso, cuando aparecía otro aún mas hermoso, me costó mucho trabajo lograr que Fanny estuviera alerta para las fotos en el momento preciso, porque ella, igual que todos los demás turistas de nuestro grupo, estaba por su lado mirando y admirando cuanto aparecía delante de nuestra vista. Nuestros guías mostraban cada vez con mayor evidencia su preparación para su trabajo, nos hablaban de la historia, del arte y de la literatura que se han dado alrededor del tema del Kremlin, todo lo cual nos parecía fascinante.
Como nos explicaron nuestros guías, la palabra KREMLIN, en el idioma ruso significa “refugio”, “fortaleza para proteger la ciudad de enemigos existentes o potenciales”, y nos dijeron también que a través de toda Rusia existen muchos kremlines que se construyeron especialmente en la edad media, sin embargo ellos coincidían en que ninguno de los kremlines de Rusia es tan grande, tan inexpugnable y tan hermoso como el Kremlin de Moscú. Nos explicaron que los pueblos y ciudades rusos, que históricamente se han mantenido en estado de guerra para protegerse de enemigos externos existentes o potenciales, siempre construían su Kremlin.
El Kremlin de Moscú, según nos explicaron nuestros guías, fue construido en el siglo XII, y su sitio se escogió después de una gran fiesta en la que se celebraba una exitosa jornada de caza. Durante la fiesta, el Príncipe Yuri Dolgoruki (señor de esos territorios), se dio cuenta de lo estratégico del sitio, que estaba dentro sus dominios, situado en una colina alta desde la cual se dominaba con la vista el acceso al lugar desde los ríos Moskva (Moscú) y Neglina. Dolgoruki era uno de los señores rusos (boyardos) que peleaban contra el imperio Mongol, que venía dominando a los eslavos rusos y a su ancestral territorio, desde hace mas de doscientos cincuenta años. Yuri y sus amigos decidieron que este era el sitio perfecto para construir el Kremlin y empezaron su obra inmediatamente. En el siglo siguiente, la ciudad que se construyó en su interior, creció y se convirtió en un principado independiente dentro del imperio Mongol, y pocos años después, desde allí, a finales del siglo XV, el Zar Iván “El Grande”, pudo declarar roto el tratado de dependencia con los Mongoles y proclamó la soberanía rusa en todo el inmenso territorio de lo que es hoy la Federación Rusa, terminando la dominación Mongola de mas de trescientos años. Desde entonces, Rusia fue gobernada desde el Kremlin de Moscú, hasta cuando el Zar Pedro El Grande, en el siglo XVIII, trasladó su gobierno a San Petersburgo, donde quedó el gobierno ruso hasta 1918, año en que los bolcheviques regresaron el gobierno de Rusia a Moscú y al Kremlin. Por eso es que el Kremlin de Moscú ha sido el escenario principal, a través de muchos siglos, de la dramática y a frecuentemente cruel historia de los zares.
Cuando en 1918 los bolcheviques decidieron regresar el gobierno ruso de San Petersburgo (que ellos luego lo llamaron Leningrado) a Moscú, El Kremlin retomó su rol estelar en la historia y en el poder rusos y, aun cuando es cierto que los soviéticos dejaron su marca en el Kremlin, la centenaria fortaleza retiene en gran medida el esplendor y la grandeza de sus mejores días imperiales bajo los zares. Allí, en el Kremlin, dicen los rusos que todavía se siente el espíritu y el aura de Iván el Terrible; del cruel y despiadado Boris Gudunov y de los zares de la dinastía Romanov que aparecen mas grandes que los de Stalin o del mismo Lenin, cuyo cadáver embalsamado se guarda intacto dentro de las paredes del Kremlin.
LA CATEDRAL DE NUESTRA SEÑORA DE
LA ASUNCION DENTRO DEL KREMLIN
Una de las edificaciones más hermosas dentro del Kremlin es la de la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción. De acuerdo con nuestros guías, este templo fue construido tres veces, la primera en 1326 pero la edificación se derrumbó, la segunda concluyó en 1472, pero toda la edificación se derrumbó en un rarísimo temblor, y, la tercera que es la que perdura hasta nuestros días, con muchas refacciones y reconstrucciones a través del tiempo, concluyó en 1479. Muchos zares de la poderosa Rusia fueron coronados en esta catedral, el primero de los cuales fue Iván “El Terrible” en 1547. A partir de 1721, todos los subsecuentes zares de Rusia fueron coronados en esta catedral.
En 1917, los bolcheviques suspendieron todos los servicios religiosos en esta catedral y en todas las iglesias de Rusia, sin embrago dejaron que los templos siguieran funcionando como museos históricos y de arte ruso. Una leyenda en Moscú cuenta que durante la invasión alemana a Rusia en la Segunda Guerra Mundial, cuando los alemanes se encontraban en las puertas de Moscú, el propio Stalin ordenó que se celebrara un servicio religioso para pedir por la salvación de Moscú. Moscú, en efecto se salvó, pero Stalin nunca hubiera admitido que la ceremonia religiosa tuvo algo que ver en eso.
A la caída del gobierno comunista, en 1990, el nuevo gobierno ruso devolvió esta y muchas otras iglesias a la jerarquía Ortodoxa. Desde entonces, en Rusia existe una manifiesta libertad de cultos, siendo la Iglesia Ortodoxa la que cuenta con una gran mayoría de fieles, entre ellos, un significativo numero de gente joven.
La Catedral de Nuestra Señora de la Asunción fue completamente destruida por Napoleón y sus fuerzas invasoras en 1912, junto con la mayoría de los templos y demás edificaciones dentro del Kremlin, antes de abandonar en apresurada retirada la capital rusa, bajo la persecución implacable del Mariscal Kutusov, quien propinó a Napoleón una de sus mas grandes derrotas en Octubre de ese mismo año. Cuenta otra leyenda que Napoleón, al llegar frente a la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción, quiso apoderarse del oro de sus cúpulas, pero no sabía como hacerlo. Alguien le informó que sólo había un hombre que podría hacerlo y lo mandó a llamar, ofreciéndole una compensación muy grande si lo lograba. Después de algunos días de trabajo, el hombre, en efecto logró bajar el oro de las grandes cúpulas para entregárselo a Napoleón. Cuando el hombre reclamó su compensación, Napoleón lo mandó a fusilar porque era un traidor a su patria y a su Dios. La moraleja es: Asi paga el diablo a sus devotos.
Mientras continuábamos nuestro tour por estos lejanos e históricos lugares, sentía muy adentro la sensación de que yo mismo estaba viviendo la historia. Estaba entonces y aún estoy, fascinado por lo que vi, oí y sentí mientras caminaba dentro del Kremlin y conocía estos históricos lugares. Hubo un momento, mientras estaba en la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción y me paré a dos metros de distancia de la silla donde se coronaban los zares rusos, en que hice una reflexión respecto de lo efímero de la vida y del poder. “En un momento un hombre puede ser tan poderoso, sabio y respetado, dueño de vidas y haciendas, tal como un Zar de la Gran Rusia, y luego, ese mismo hombre se convierte sólo en un pequeño, casi insignificante puñado de cenizas guardado en una urna que es su tumba, olvidado por el mundo, por su patria y hasta por su propia familia”. Por eso, creo que todos nosotros, hombres y mujeres debemos actuar en la vida con justicia, con bondad, con la mayor sabiduría, para que nuestras vidas trasciendan el tiempo y puedan ser recordadas por los actos que tocaron positivamente las vidas de los que están cerca de nosotros, sean nuestras familias, nuestros amigos, nuestras comunidades, nuestra patria o la humanidad. Creo que todos nosotros seríamos mejores como individuos si recordáramos que somos mortales, y que eventualmente nos convertiremos en cenizas a merced del viento.
EL CAÑON MAS GRANDE QUE JAMAS SE
HA CONSTRUIDO, SE EXHIBE EN EL KREMLIN
Dentro del Kremlin, pudimos ver el cañón más grande que jamás fuera construido. La zarina Catalina, hija de Pedro El Grande, lo mandó construir para que amedrentar a sus enemigos, pero el cañón era tan grande que nunca encontraron la forma de hacerlo disparar, y ha quedado allí, en el Kremlin, sólo como una pieza de museo y una muestra de la soberbia de los zares rusos.
Dentro del Kremlin, al seguir nuestro paseo, vimos muchos edificios muy grandes que son oficinas del gobierno ruso, todos (o casi todos) están pintados de amarillo y blanco los colores escogidos por los gobernantes rusos para El Kremlin, a través de los siglos.
JOYAS DE LA REALEZA
ZARISTA EN EL MUSEO DEL KREMLIN
Visitamos también la armería del Kremlin donde se guardan una serie de antiguos cañones y armas de diverso calibre, regalos de estado, vimos las ropas ceremoniales de los zares y zarinas, vimos las extravagantemente lujosas vestimentas de las zarinas y sus vestidos especiales para la coronación, las vestimentas de las mas altas autoridades de la Iglesia Ortodoxa, grandes colecciones de joyas de oro con brillantes, colecciones lujosas de cubiertos, bajillas, así como carruajes usados por los monarcas en ceremonias especiales
UN VESTIDO CEREMONIAL DE LA
ZARINA CATALINA "LA GRANDE"
EN EL MUSEO DEL KREMLIN
A las dos de la tarde terminó nuestra visita al Kremlin, estuvimos y vimos desde dentro lo que podría llamarse las mismísimas “entrañas del oso”. Yo nunca había soñado ver todo esto, nunca, ni en mis más locos sueños había creído posible estar en estos lugares tan fascinantes. Salimos felices y contentos por lo que vimos y escuchamos y, cuando salíamos del Kremlin por el lado sur, estábamos frente a una vista espectacular, vimos frente a nosotros, en ese mágico, hermoso, brillante, casi esplendoroso día de verano en que Moscú nos decía adiós y nosotros le decíamos adiós a Moscú, docenas de barquitos llenos de turistas, navegando por el hermoso río Moskva (Moscú) y mirando desde afuera al Kremlin, ese monumento histórico de la Gran Rusia que nosotros acabábamos de conocer por dentro.
En pocos momentos mas, caminamos a la salida del Kremlin, con la sensación de haber estado en un lugar como hay pocos, y nos encaminamos al bus que nos llevaría a las afueras de Moscú, donde abordaríamos el barco León Tolstoi, en el cual navegaríamos por el poderoso Volga los siguientes siete días, hasta llegar a la hermosa, incomparablemente bella San Petersburgo.
En mi próximo capítulo: NAVEGANDO POR EL VOLGA