VISTO DESDE LA DISTANCIA EL
MONASTERIO DE NOVODEVICHY
El primero de mayo es una gran fiesta nacional en Rusia, grandes desfiles de estudiantes, trabajadores, burócratas y veteranos de Guerra se dan en este día, todos convergiendo hacia la Plaza Roja. Esto hace que la circulación en las calles de Moscú se complique para todos los que quieren circular libremente en ellas. Para evitar este problema, los Ecuatorianos en el tour y mas de cien americanos decidiéramos tomar un tour especial, fuera de Moscú, haciendo una visita a un lugar casi sagrado de la Iglesia Ortodoxa rusa, el Monasterio Novodevichy, mas conocido como el “Convento de la Nueva Soltera”, situado en las afueras de la capital rusa, a unos sesenta kilómetros del centro de Moscú. Nuestro paseo incluía un almuerzo “a la rusa” en un restaurant muy cercano a la salida del famoso Monasterio que se considera una de las reliquias históricas mas famosas por su arquitectura, por sus colores brillantes y por las obras de arte que se guardan en él, pero principalmente por sus cúpulas doradas y sus coloridas y fortificadas almenas.
En nuestro camino al Monasterio pudimos ver muchas aéreas de los suburbios de Moscú, llenas de las famosas edificaciones multifamiliares de la época de Stalin, aquellas en las que, familias de hasta diez personas vivían en un área de treinta metros cuadrados, sin servicios higiénicos, sin cocinas y sin duchas, porque según los bolcheviques Stalinistas, estos eran servicios secundarios que podían compartirse con otras diez o quince familias. Estas edificaciones que en los años cincuenta y sesenta fueron remodelados para que incluyeran servicios higiénicos y cocinas, son ahora un monumento a la “larga noche comunista” (para usar un lenguaje y un slogan muy conocido en nuestro país, y son un ejemplo de cómo NO se debe construir una vivienda familiar y cómo NO se debe tratar a la gente.
Después de aproximadamente cuarenta minutos en la carretera hacia el Monasterio, pasamos por una área con enormes bosques de abetos cuyas ramas empezaban a mostrar con pequeñas hojas verdes, la llegada de la primavera
IGKLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE SMOLENSK
DENTRO DEL MONASTERIO NOVOODEVICHY
Después de viajar aproximadamente una hora en el bus y cuando pasábamos por un somnoliento pueblito del campo ruso, lleno de casitas viejas de madera con techos oxidados y puertas en franca decadencia, divisamos a la distancia las cúpulas del Monasterio que íbamos a visitar. Dorados domos sobre blancas torres hacían en el horizonte el escenario perfecto para empezar a tomar fotos. Nuestro guía, Alexander nos explicó con su perfecto inglés que tenía un ligero acento francés, que los Monasterios tienen un lugar prominente en la historia rusa por la influencia que la Iglesia Ortodoxa siempre tuvo en todas las esferas de la sociedad rusa, pero particularmente en los más altos círculos del poder.
ECUATORIANOS FRENTE A
LA BASILICADE N.S. DE SMOLENSK
EN NOVODEVICHY
Por siglos y siglos, los monasterios fueron, no solamente centros religiosos, sino lugares donde la propia historia de Rusia se desarrollaba, no siempre de la mejor manera. El mismo Monasterio de Novodevichy es un gran ejemplo de aquello. Nuestro guía nos explicaba que allí, dentro del Monasterio de Novodevichy ocurrieron actos históricos de trascendental importancia en la historia rusa moderna. Aquí. Nos contaba nuestro guía, “el Zar Alejandro “El Grande” condujo personalmente un acto casi barbárico para dejar un decisivo precedente a quienes se opusieran a su autoridad” “La historia rusa dice que Alejandro, al salir victorioso de su confrontación por el trono con su hermana Sofía, la capturó y la envió en calidad de reclusa a este monasterio, donde la obligó a presenciar la ejecución sumarísima de sus cómplices, mientras ella terminaría su vida, soltera, como una monja mas de este monasterio, de allí viene el nombre con que se conoce a este lugar histórico.
En nuestros días, y después de haber permanecido como un museo durante toda la época soviética, el monasterio ha recuperado su esplendor, todas las iglesias, las habitaciones y las capillas y los conventos han sido renovados, sus tesoros artísticos han sido restaurados y hoy se muestran orgullosamente como parte del esplendor histórico de la Gran Rusia de los Zares.
DOS MONJES ORTODOXOS Y UN SEMINARISTA.
LA LARGA BARBA ES CONSIDERADA UNA
SEÑAL DE SABIDURIA
En este monasterio viven hoy alrededor de cuarenta monjes y existe un seminario con más de cien estudiantes para la formación de nuevos monjes. La Iglesia Ortodoxa rusa actualmente experimenta un formidable renacimiento, mostrando al mundo que los setenta años de barbarie comunista para destruirla fueron en vano. La Iglesia y la fe de los rusos están tan vivas como siempre.
El Convento de Novodevichy fue fundado en 1524 por el Gran Príncipe Basilio en conmemoración de la conquista de Smolensk en 1914, e inicialmente fue un monasterio y una fortaleza al mismo tiempo, por eso sus paredes son tan formidablemente reforzadas y tiene doce torres de observación. Este Monasterio es probablemente lo más notable de la arquitectura rusa de los siglos XVI al XIX y fue construido en las tierras que pertenecieron a un convento de monjas que fue anteriormente la residencia de damas de noble estirpe.
UN MONJE ARMENIO EXPLICA LA HISTORIA
DEL CONVENTO Y NUESTRO GUIA TRADUCE
AL INGLES
Nuestra visita al monasterio fue muy educativa ya que un monje ortodoxo armenio nos dio una corta clase de historia del lugar y de su relación con la historia rusa. Mientras el monje hablaba en ruso, nuestro guía Alexander nos traducía al inglés. Después de esta interesante disertación, continuamos el tour y visitamos algunas de las capillas más cercanas, cada una de las cuales era un verdadero museo de pinturas y esculturas rusas de los siglos 16 al 19, que al ser restauradas después de la caída del régimen soviético, lucen todo su esplendor a las nuevas generaciones de rusos y visitantes extranjeros.
Por pura coincidencia, y como un hecho que ocurre una sola vez al año, el día de nuestra visita a este monasterio, el Patriarca de Moscú y jefe de la iglesia Ortodoxa Rusa, oficiaba una misa en una de las iglesias que estábamos visitando. Algunos de nuestros compañeros del tour, incluyendo algunos ecuatorianos (mi mujer entre ellos) asistieron a la mencionada misa y salieron de ella asombrados de la belleza de la iglesia y de sus obras de arte, así como de los detalles ceremoniales de la misa ortodoxa celebrada por el Patriarca.
NIÑOS RUSOS CONVERSANDO CON NOSOTROS
EN EL MONASTERIO DE NOVODEVICHY
Mientras tanto, dos de nuestros compañeros ecuatorianos y yo, que no asistimos a la misa porque nos interesaba departir con otros turistas que estaban fuera del templo, comenzamos una conversación con cinco niños rusos de entre nueve y diez años y estudiantes de primaria, que también visitaban el monasterio. Nos sorprendió mucho que ellos hablaran un buen inglés, lo cual facilitó nuestra comunicación. Primero les tomamos unas fotos a lo cual accedieron alegremente, luego entablamos una conversación mas bien seria, pues a ellos les interesaba saber sobre nuestro país de origen. Les dijimos que veníamos de Ecuador, Sud América y, uno de ellos, Dmitry, el mas locuaz, nos dijo “ah, cerca de Brasil?”, si, eso mismo, le dijimos, y continuó preguntando. Mientras más hablábamos sobre nosotros, más quería saber Dmitry, hasta que me pidió que le contara una historia sobre un personaje de nuestro país. En tres minutos le conté la historia que yo les he venido contando a ustedes por mas de un año (sin mencionar el protagonista), mi historia personal, mi humilde origen, mi duro camino, mis gran esfuerzo personal y mi vida actual, y al final le pregunté si le había gustado la pequeña historia, me dijo que sí, que le encantó y se la contaría a sus compañeros y amigos y a sus padres. Curioso e inteligente, Dmitry me preguntó antes de despedirnos “eres tu el personaje de esta historia, verdad?”. Este fue un instante que marcó uno de los puntos mas salientes de mi visita a Rusia. Nunca olvidaré la cautivadora carita de este niño ruso y su sonrisa de satisfacción por haberse podido comunicar con nosotros.
En el curso de la historia, el Monasterio de Novodevichy fue usado como cementerio de intelectuales y hombres de negocios de la Gran Rusia, y, en el siglo XX, se convirtió en cementerio de grandes personajes de la era soviética. Este lugar, que en los inicios de la revolución bolchevique fuera objeto de saqueos y destrucción, al restaurarse el orden fue restaurado y se conservó como museo de arte ruso de los siglos 16 al 20.
Muy cerca de la una de la tarde salimos del monasterio, llevándonos con nosotros nuestros recuerdos de esta monumental obra de arquitectura y arte, dentro de cuyos aposentos y grandes espacios abiertos están enterrados importantes capítulos de la historia de ese gran país que es Rusia, la gigante Rusia. A unos pocos cientos de pasos del Monasterio nos esperaba el almuerzo en un restaurant típicamente ruso, ruso campesino, auténticamente ruso, rodeado de arroyos de agua cristalina que venían de varias direcciones, bajando de varias colinas que mostraban el naciente verde del campo que llega con la primavera, después de los largos meses del crudo invierno ruso.
PEQUEÑOS COMERCIANTES RUSOS
OFRECEN ARTESANIAS A LOS TURISTAS
Tal como vemos en los pequeños pueblitos de la serranía ecuatoriana (Otavalo, Cotacachi, San Antonio, Gualaceo), al salir del monasterio nos encontramos con una pequeña feria de artículos artesanales, con sus pequeños empresarios desplegando sus coloridas mercancías (principalmente matrushkas) sobre pequeñas mesas, expuestas al aire libre y llamando a los turistas para que compren recuerdos de su visita a Novodevichy. Los precios fluctuaban entre 10 y 20 dólares en moneda rusa que al cambio de 28 a uno eran entre 300 y 600 rublos. Muchos de los turistas de nuestro grupo se acercaron a comprar estos recuerdos.
UNA SOPA RUSA SE SIRVE A LOS
TURISTAS EN UN PLATO DE BARRO
El restaurant esta completamente lleno con los cerca de 150 turistas de nuestro grupo. La atención fue mas bien lenta y sin mucha cortesía, entendimos muy bien que se trataba de un grupo muy grande para un restaurant pequeño. La comida fue relativamente buena y consistió en una ensalada de col para entrada, un estofado de carne con papas y tomate (que fue lo mejor del almuerzo), y una empanada sin mucho sabor. Como refresco nos dieron una botella de agua. Lo más importante de todo este almuerzo, es que nos calmó el hambre. Después del almuerzo, a eso de las tres de la tarde el bus nos llevó de regreso a Moscú, pasando por el pueblito que esta cerca del monasterio, un pueblito que daba la impresión de haberse quedado allá, atrás en el tiempo, en los años treinta o cuarenta, con casitas viejas, desvencijadas y con muchos síntomas de descuido o de pobreza. En la ruta de regreso a Moscú todo el mundo durmió. Llegamos a nuestro hotel como a las cuatro de la tarde y todo el bullicio de los desfiles de trabajadores, estudiantes, veteranos y sindicatos públicos había terminado, Moscú había recobrado su ritmo normal.
Esta iba a ser nuestra última noche en Moscú, así que decidimos que queríamos tener una cena a lo más auténticamente ruso en Moscú. Habíamos querido ir al mundialmente famoso Café Pushkin, ícono de Moscú y de Rusia, pero desafortunadamente estaba cerrado para renovaciones, así que decidimos pedir al mostrador de “servicio al cliente” del hotel que nos recomendara un buen restaurant que no estuviera muy lejos. Nos recomendaron un restaurant de comida Kazakhstani (Kazakistan es una república que formó parte de la Unión Soviética y que se encuentra al sur de Rusia, limitando al oriente con Mongolia y al occidente con el Mar Caspio y otras republicas ex soviéticas) que quedaba a unas pocas cuadras de nuestro hotel. Fuimos allí y encontramos un ambiente excelente, ya nos esperaban cuando llegamos, gracias a la reservación que hizo nuestro hotel. El encargado de recibirnos, que además nos atendió durante toda la cena era Basilio, un ciudadano de Armenia, joven, de unos treinta años, que hablaba perfecto inglés con acento de New York (había estudiado en New York por cinco años).
La atención fue esmerada y auténtica, la comida fue excelente y el vino francés que escogió alguien del grupo estuvo muy bueno. El vodka que tomamos era auténticamente ruso y delicioso. Pasamos una noche muy alegre, tomamos muchas fotos y tenemos muy buenos recuerdos de este lugar.
TURISTAS ECUATORIANOS EN MOSCU,
CENANDO EN UN RESTAURANT DE
COMIDA DE KAZAKISTAN
Esta fue una linda forma de despedirnos de Moscú. A la mañana siguiente teníamos que visitar El Kremlin por dentro, esto es, visitar al mismísimo oso en sus entrañas, antes de salir a navegar el barco León Tolstoi, una nave que había sido usada por la élite soviética en los días de su esplendor, y a la que se le ha reacondicionado para conducir turistas extranjeros a los largo del Volga, el río que como el Guayas para Ecuador, es el símbolo de la nación rusa. Nuestro viaje en el León Tolstoi duraría siete noches y nos conduciría por las rutas del Volga a San Petersburgo, la antigua Leningrado, la ciudad que Pedro El Grande fundó en el siglo XVII. En nuestro viaje pasaríamos por una serie de exclusas construidas para utilizar las aguas del Volga para construir centrales eléctricas, canales de riego y de navegación, en un gigantesco y muy complejo sistema construido por los soviéticos para unir las aguas del Báltico en el norte, con las del Mar Caspio en el sur. Su construcción tomó más de diez años y tuvo un incalculable costo en vidas y en dinero, pero su más grande costo fue su impacto ambiental que hasta ahora, setenta años después todavía se siente y se lamenta.